El día 22 de abril se celebra el Día Mundial de la Tierra 2021 y es una ocasión estupenda para preguntarnos cómo nos ocupamos de nuestro planeta.
Nuestro lema del curso, me cuido y te cuido incluye el cuidado de nuestra casa común, de la Tierra. Así, cuidando nuestro entorno, colaboramos en la obra creadora de Dios y hacemos realidad nuestra llamada a ser imagen de Dios, es decir, contribuimos a que todo lo creado mejore y se desarrolle de la mejor manera posible.
La Asamblea General de la ONU designó el 22 de abril como el Día Internacional de la Madre Tierra en 2009, aunque su origen se remonta a 1970, un momento en el que todavía no nos imaginábamos que la situación de nuestro planeta podía llegar a ser tan crítica y pensábamos que todo era posible, que los recursos eran inagotables, que nuestras acciones tenían un impacto muy pequeño… Pero de eso hace ya mucho tiempo y cada vez somos más conscientes de que nuestra manera de tratar el entorno influye, y mucho, en la calidad de nuestra vida y en las posibilidades de una vida mejor para todos.
Cada año tiene un lema específico; el de este año 2021 es:
Restaurar nuestra tierra
En el vídeo puedes conocer el origen de esta celebración, pistas para cuidar nuestro planeta y muchas más cosas…
Es imprescindible cuidar nuestra relación con el planeta Tierra. ¿Qué estás dispuesto a hacer por nuestro planeta, nuestra casa común?
No te olvides de cumplir tu compromiso con la Tierra, aunque te parezca pequeño y canta con nosotros por una Tierra sana y de la que todos cuidamos porque todos somos responsables de cuidar nuestra casa común, la Tierra, igual que somos responsables de cuidar nuestra clase, la casa en la que vivimos con nuestra familia, nuestra habitación… En resumen, somos responsables del cuidado de todo lo que nos rodea y de todos los que nos rodean.
Cantemos a la Tierra que nos da vida, color, alegría…
«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: «Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba» (Laudato Si, 1; papa Francisco)
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