Este es el lema de este año para la jornada mundial de oración por las vocaciones y jornada de las vocaciones nativas que se celebra el IV domingo de Pascua y coincide con el domingo del Buen Pastor.
Muchos motivos para hacer fiesta. En primer lugar, porque todos estamos llamados a hacer realidad el sueño de Dios en nuestras vidas, cada uno desde su vida y sus opciones concretas.
Los adultos ya estamos haciendo realidad ese sueño de Dios. Sí, seguro. Solo hay una condición: trabajar y desarrollar las capacidades personales; no quedarse en lo conocido, salir de la zona de confort y estar siempre en actitud de superación, que no es ni más ni menos que luchar por ser feliz y por hacer felices a los demás.
Los niños, adolescentes y jóvenes están en proceso de descubrir ese don especial, están realizando sus primeras pruebas, están conociendo cuáles son esos dones que pueden poner al servicio de los demás.
Desde aquí, recordamos las palabras del beato Pedro Ruíz de los Paños
Enséñese a los niños a orar por las vocaciones
Es decir, enséñese a los niños a pedir para que sean capaces de escuchar la llamada de Dios y responder sin miedo a la opción de vida a la que el Señor los llama: vida familiar, sacerdocio, vida consagrada, soltero…
Y no solo la opción de vida, también el trabajo al que se dedican tantas horas. De esta manera, en la alegría de las fiestas, en el día a día del aula, en la familia… estaremos diciendo sí al sueño de Dios en nuestras vidas.
¿Por qué no te unes a esta propuesta de oración y pides para que tú y la gente de tu entorno seáis grandes soñadores con la mirada en el cielo y los pies en la tierra?
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