Son tantos los momentos, reflexiones y experiencias que he tenido la SUERTE de vivir estos tres últimos días que no sé por dónde empezar a describirlas. Supongo que por el principio, parece lo más lógico.
Allá por el mes de julio Google for Education anunciaba la celebración de un simposio en su sede europea de Dublín del 6 al 8 de noviembre. La convocatoria iba dirigida a educadores ‘Champions’ (certificados por Google como Trainers, Coaches o Innovators) para ofrecerles la oportunidad de:
- conectar con compañeros ‘Champions’: reunirse e interactuar con otros innovadores, formadores y coaches
- profundizar en habilidades de promoción, desde blogs hasta hablar en público, marca personal y liderazgo en la gestión del cambio en comunidades educativas
- explorar nuevas herramientas innovadoras: conocer, bajo acuerdo previo de confidencialidad, qué productos están por llegar y cuándo
Atraído por la interesante oportunidad de desarrollo personal y profesional que se me ofrecía decidí presentar mi solicitud de participación en el mismo. La buena noticia llegó a finales del mes de agosto cuando recibí de Google la confirmación de haber sido seleccionado para formar parte del grupo de 150 educadores de diferentes países de todo el mundo invitados a participar en el simposio.
Desde ese mismo momento, a más de dos meses vista de la celebración del evento, comenzó la conexión entre los participantes gracias a un espacio virtual creado por Google que nos ha servido (y seguirá sirviendo) para crear comunidad, compartir reflexiones, materiales, inquietudes, etc.
Pero la verdadera “magia” han sido estos tres días de encuentro presencial en el simposio. Más allá de la emoción que produce la posibilidad de conocer y disfrutar de las magníficas instalaciones de la sede europea de Google en Dublín, lo verdaderamente significativo ha sido la experiencia de COMPARTIR experiencias y reflexiones con los compañeros allí presentes, DEBATIR sobre el futuro de la educación y el cambio de paradigma que supone la integración de las herramientas digitales en los procesos de enseñanza-aprendizaje y, en definitiva, APRENDER unos de otros.
Personalmente regreso de Dublín desbordado de satisfacción. El aprendizaje que proporciona una experiencia de estas características es enorme y muy enriquecedor, y no solamente en lo profesional, sino también en lo personal. Mientras escribo estas palabras estoy sentado en el tren de vuelta hacia León, y en mi teléfono no paro de recibir notificaciones de mis compañeros de simposio anunciando que han llegado a sus respectivas ciudades de origen, cargados de motivación y entusiasmo para transmitir todo el aprendizaje adquirido en sus respectivas comunidades educativas.
Con ese mismo sentimiento es con el que regreso a nuestro Colegio. La conexión durante estos tres días en Dublín ha sido total: estamos todos subidos en el mismo barco y perseguimos con ilusión el mismo objetivo, aportar nuestro granito de arena que contribuya a dirigir el futuro de la educación y de nuestros alumnos en el rumbo correcto.
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