Editorial Kalandraka
«Jaime un día plantó una bellota, pero una ardilla la desenterró y la escondió. Pero Jaime no se da por vencido cuando la primera bellota no crece: planta otra pero los animales la pisan, mordisquean los brotes de la que empezaba a nacer; los niños estropean la planta que germinara con otra semilla, los leñadores talan el árbol que llegará a hacerse alto y fuerte … hasta que la enésima bellota de Jaime se convierte con el paso del tiempo en un roble robusto que da como fruto … más bellotas.»
Así lo hace Jaime, con perseverancia y alegría, a lo largo de toda su larga vida. Incluso el cuento sigue un poco más allá, cuando él ya no está.
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