Finalizamos ya este curso escolar que ha estado lleno de aventuras y los alumnos de 4º de primaria queremos despedirnos con un buen sabor que hemos vivido del Camino de Santiago a su paso por San Sebastián.
UNA AVENTURA EN SAN SEBASTIÁN
Había una vez una escuela que se llamaba “Discípulas de Jesús”. Los niños iban a hacer el Camino de Santiago por el camino del norte. Así, que todos emocionados, cogieron sus mochilas y se montaron en el autobús para dirigirse al primer lugar de la etapa, que era Irún – San Sebastián. Durante el viaje iban cantando canciones divertidas para entretenerse, cuando de repente se les pinchó una rueda. Menos mal que el conductor llevaba una de repuesto en su maletero y pudieron continuar el viaje. Entonces, los niños vieron una señal que ponía: “Irún a 5 min”. Los niños se alegraron mucho, querían comenzar esta gran aventura. Bajaron del autobús, cogieron sus mochilas y empezaron a caminar y a disfrutar de aquel maravilloso camino, pero se alegraron a un más al ver que estaban ya en San Sebastián.
Al llegar a esa gran ciudad se dirigieron al albergue, era alucinante, situado en el Monte Igueldo, con más de un siglo de historia. Para llegar al albergue había que coger un funicular, ya que estaba construido en la ruinas de un faro, en lo alto del monte. Una vez arriba, las vistas eran espectaculares, se veía toda la ciudad de San Sebastián, bañada por su playa de la Concha. Allí, en el albergue, les esperaba el recepcionista, que les contó un poco la historia del lugar donde se iban a alojar. En cuanto terminó, los llevó a las habitaciones, dejaron las mochilas y se fueron a comer.
Cómo eran muchos niños los profesores decidieron comer en un sitio barato. Estuvieron andando un rato y encontraron un restaurante muy bonito. Pidieron bacalao al pil pil , marmitako, tortilla de bacalao, pinchos y txangurro. Pidieron raciones grandes y a todos les encantaron.
Después volvieron al hotel y cada uno cogió su bañador y se fueron a la playa de las Conchas. Iban a pasar la tarde en la playa. Los que habían llevado flotadores los hincharon y algunos fueron al mar a bañarse, otros fueron a aprender a surfear y unos cuantos estuvieron en las hamacas tumbados al sol o jugando a hacer castillos de arena. Después de pasar una gran tarde se fueron a cenar al mismo restaurante donde habían comido y se fueron al hotel a comentar como había sido el primer día en San Sebastián, hasta que se durmieron.
¡Todavía les quedaba toda una semana emocionante por delante!
Al día siguiente se levantaron, se llevaron una sorpresa: alguien les había dejado un regalo por la noche. Todos sospecharon del recepcionista, porque tardó mucho en darles sus mochilas: abrieron el regalo y… era una nota que decía:
“Hola yo soy… os traigo una pista; leedla con atención: Id a una playa y allí, nada más entrar, encontraréis una pista nueva que tendréis que leer y estudiar”.
Pensaron y dijeron a la vez:
– Bueno, el recepcionista ya no puede ser, porque él siempre se quedaba en el albergue. Nada más ir a la playa encontraron el segundo cofre con otra nota que decía:
“Id al Palacio Miramar, allí encontraréis la siguiente pista”.
Se dirigieron hacia allí, pero no estaba ningún cofre y un niño dijo:
– ¿Por qué no miramos dentro?
Iban a mirar, cuando descubrieron que estaba cerrada, entonces fueron a buscar a la dueña; preguntaron y preguntaron hasta que la encontraron y le dijeron:
– Necesitamos que nos abras el Palacio Miramar. Cuando nos hemos despertado había una nota que decía: “Id a la playa”, pero allí encontramos otra carta que decía: “id al Palacio Miramar” y por eso queremos que nos lo abras.
Los niños fueron al Palacio junto a ella, muy contentos; cuando abrieron, vieron la nota, la cogieron y la leyeron con mucho entusiasmo:
“Id a la piscina del albergue”
Corrieron sin pensárselo ni un minuto, tenían que cruzar la piscina y volver, porque la nota estaba al otro lado, pero, ¡no tenían bañador! Fueron a ponérselo y cuando todos ya lo habían hecho, se secaron, se ducharon y se cambiaron. Por fin podían leer la nota que decía:
“Id a la Catedral de Buen Pastor de San Sebastián”.
Los niños fueron y se encontraron la carta sobre un pilar, abrieron el sobre y otra nota que decía…
“Id al Castillo de la Mota”
– Este Castillo fue construido en el siglo XII, por lo que tiene que tener unos grandes misterios dentro de sus gruesas paredes y además tendrá laberintos secretos… – dijo con mucho entusiasmo uno de los niños.
Un grupo de ellos contestaron que tenían muchas ganas de visitarlo con lo que les había contado, por lo que decidieron subir al punto más alto y observar los cañones y aspilleras defensivas que tenía el castillo. Cuando llegaron allí descubrieron que en la actualidad era la Casa-Museo de la Historia, así que se asombraron de todo lo que vieron. Uno de los niños observó que al final del paseo nuevo, en el Monte Urgull, se encontraba el Aquarium, que se inauguró en el año 1928. Avisó a todos sus compañeros y profesores, preguntó si podrían ir hasta allí. La siguiente pista se encontraba en el puente más antiguo de la ciudad. Estuvieron investigando qué puente sería ese y averiguaron que era el de Santa Catalina. Pero como era tarde, se fueron a reponer fuerzas y a descansar al albergue.
Al día siguiente se levantaron pronto para ir hasta el puente: cuando llegaron allí se asombraron de las espectaculares farolas que tenía. Recorrieron todo el puente para encontrar la nota, pero no aparecía. Uno de los niños miró debajo del puente y la encontró. En la nota ponía:
“Enhorabuena, habéis conseguido avanzar un poco más, caminad hacia el Peine de los vientos”
Fueron hacia allí y encontraron un cofre con una pista encima de una roca. La pista les dirigió al Monte Buruntza. Llegaron allí y encontraron una nota que les decía:
“Habéis llegado reventados, en la casa que veis al fondo, hemos montado una fiesta”
Entonces, Alejandro dijo:
– Pues vamos adentro.
Todos entraron en la casa y les recibieron bailando un AURRESKU, que es un baile de bienvenida en el que van vestidos con camisa, pantalón blanco, TXAPELA y faja roja. Pero de pronto acabó la danza y las luces se apagaron, todos se asustaron, no se oía ningún ruido.
– ¿Qué hacemos? Tengo miedo.- Decían algunos.
– Tranquilos, en mi bolsillo tengo una linterna. – dijo otro. Cuando encendieron la linterna vieron que no había nadie, solo quedó en el suelo una TXAPELA (boina), y al levantarla tenía debajo una nota que decía:
“Estáis en peligro”
Pero Alejandro dio la vuelta a la nota y leyó (mirando sorprendido a sus compañeros y a su profesora Sara).
“Pequeños peregrinos, para poder salvaros tendréis que ir a la Isla de Santa Clara”
– ¡Daos prisa! -exclamó Sara-, a las 10:00h sale un Ferry desde el puerto de la Playa de la Concha y podemos cogerlo.
Durante el trayecto, Julia, que tenía una guía de San Sebastián, fue leyendo la historia de la Isla.
– El nombre de Santa Clara viene del convento que tenían las religiosas clarisas en la isla y en la parte que mira al Peine de los Vientos quedan los restos del lavadero. Más tarde, en 1864 fue convertido en el actual Faro desde donde hay unas fabulosas vistas. Esta isla nunca ha sido realmente habitada, aunque a finales del siglo XVI actuó como una “zona de cuarentena” para los habitantes infectados por la peste. – terminó diciendo con voz grave.
En este momento desembarcaron en la isla Santa Clara a las 10:30 y fueron corriendo hacia el faro. Muertos de miedo, por la nota que habían encontrado, decidieron esconderse dentro.
Oyeron a una persona llorar, tenían cada vez más miedo, entonces Águeda dijo:
– Puede ser la Llorona – y todos gritamos: aaaaahhhhhhhh!!!!!!
Alonso preguntó:
– ¿quién es la Llorona? Y Águeda le respondió:
– Es una chica que asesinó a sus hijos y cuando se murió quedó su espíritu, pero es solo una leyenda – dijo con voz de miedo.
Y de repente, Ángela tropezó por las escaleras y al caer al suelo encontró otra nota que decía:
“El juego ha terminado, esto solo era una prueba de aventura”
– ¡Biennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn! – gritaron los niños. Y se fueron a bañar a una cala de la isla.
Después de bañarse se tomaron unos bocadillos para reponer fuerzas y Marcos dijo:
– Podíamos ir a la parte antigua de San Sebastián y conocer la Plaza de la Constitución, el recepcionista me dijo que es la plaza principal de San Sebastián y que allí se celebran las fiestas más importantes como la Tamborrada o el día de San Sebastián.
– ¡Genial! ¡Vamos a conocerla! – respondieron todos. Recogieron todo rápidamente y montaron en el Ferry de vuelta a la ciudad. Al llegar a la plaza vieron que era una edificación cuadrada muy bonita rodeada de arcos con balcones amarillos y con unos números pintados en su fachada.
– ¿Qué son esos números profe? – preguntaron todos. Y Sara nos explicó que antiguamente esa plaza había sido una plaza de toros y los balcones eran los palcos que se enumeraban en las fiestas taurinas que allí se celebraban.
– ¡Toros! ¡Aquí hacían fiestas taurinas! Empezaron todos a hacer gestos de toros con las manos y a torear entre ellos riendo y brincando mientras se hacían fotos y selfies unos con otros.
– !Chicos! !Chicos! – dijo Sara; – !tenemos que continuar con la excursión! Se pusieron en marcha, pero de repente Clarita dijo:
– ¿Cris? ¿Cris? ¡Falta Cristina!
Todos se pusieron supernerviosos y empezaron a buscar a Cris, pero no conseguían nada. Decidieron ir a buscarla a la Catedral del Buen Pastor, pero no la encontraron y luego Marcos se acercó gritando:
– ¡Chicos, chicos, apareció Cris, estaba haciendo gestos a esos turistas que querían ir a la Kursaal!.
A ella le encantaba, hablar con gente y sobre todo si conocía el tema, como era la exposición que había en el Palacio de Congresos de la Kursaal.
Con tanto susto que tenían, se marcharon hacia el albergue y mientras, Cristina les iba contando todas aquellas historias que les había dicho a los turistas. Les contó que el Palacio de Congresos de la Kursaal de San Sebastián estaba situado enfrente del mar Cantábrico y que había sido inaugurado el 23 de agosto de 1999, pero que a día de hoy, este palacio se usaba para salas de baile, de teatro, conciertos, juegos y exposiciones y hasta restaurante.
Cuando llegaron al albergue encontraron otra nota que decía:
“Muy bien, pequeños peregrinos, habéis superado vuestro primer día. Recargar las pilas porque mañana también tendréis un día muy ajetreado”.
Todos dijeron a la vez:
– ¡Ay, madre, lo que nos espera!
A la mañana siguiente, cuando se levantaron a desayunar, encontraron unos trajes como militares, como los de los Santo Tomás y junto a ellos una carta que ponía que estaban invitados a la fiesta del patrono Santo Tomás. Todos se quedaron sorprendidos y muy contentos, porque nunca lo habían visto. Era una fiesta típica que recordaba a las tropas de la guerra de la Independencia. Terminaron el día cenando un bocadillo de txistorra,
una especie de chorizo, hecho con carne de cerdo y pimentón, típico de esta fiesta. Después de tanto jaleo y movimiento, querían descansar, así que fueron a dormir, pero cuál fue su sorpresa, cuando vieron que no había ningún profesor;
– ¡Ahhhhhhhhhh!, ¡Acabo de encontrar esta nota, han secuestrado a los profesores y ahora….¿Qué vamos a hacer si ellos?!!!! – gritó Aitana desesperada.
Pero Clara Salgado dijo tranquilizando a todos:
– Al menos tenemos al recepcionista, este nos ayudará a encontrarlos.
Entonces, rápidamente, fueron a buscar al recepcionista que les entregó una nota que habían dejado allí, en la entrada:
“Para el rescate de los profesores, si queréis volver a verlos, necesitáis un sobresaliente general”
– ¡Noooooo!- Gritaron todos muy preocupados y sin dudarlo ni un momento marcharon en su busca, pero al salir del albergue encontraron otra nota que decía que encontrarían unas pistas (de la 1 a la 5) situadas por el camino hacia la Catedral de San Sebastián, escondidas donde menos lo esperaran.
– ¿Dónde menos nos lo esperamos? – preguntó muy pensativo Álvaro.
– Pues podría ser en cualquier sitio del camino, ¿cómo lo encontraremos? – dijo Cris.
-Creo que ya sé dónde hay una, en el restaurante –contestó Álvaro. Todos fueron hacia allí, donde se encontraron otra nota que ponía:
“La siguiente nota está en un lugar donde se asciende a la montaña”
-Ya sé dónde está -dijo Ángel – en el funicular. Todos se dirigieron al funicular que sube por la montaña y allí se encontraron dos notas, una pillada en la puerta y otra en el suelo con una piedra encima para que no se volase. En la de la piedra ponía:
“La otra nota en este funicular está, sí la queréis encontrar en el funicular debéis esperar”.
En la otra nota ponía:
“Enhorabuena, la penúltima nota habéis encontrado podéis descansar un rato en el albergue para comer”
Se fueron y no querían tardar, así que comieron rápido. Pero de repente apareció el recepcionista y les dio otra nota que ponía:
“Si la última nota queréis encontrar a la Catedral tenéis que ir a buscar”
Fueron hacia allí corriendo, pero no había nada por fuera, así que entraron y la vieron en un banco, en la nota ponía:
“Las profesoras están en… (Buscar nota secreta)”
-¡Eureka!, lo encontré- gritó María. La nota secreta estará en un sitio secreto, así que será en el Cementerio de los Ingleses, donde nadie ha acudido durante años, es un
cementerio donde enterraban a los soldados muertos en la guerra- Continuó explicando sonriente.
Todos corrieron al cementerio y no pararon hasta encontrar la nota que decía:
“Vuestros profesores están aquí”
Se pusieron a buscar y los encontraron dentro de una tumba….¡no, a ellos no!. En vez de encontrar a los profesores, encontraron una nota que decía:
“Seguid el pasadizo secreto”
Al llegar al final del pasadizo había una puerta con un letrero:
«Pasad y si sabéis donde os encontráis podréis continuar el camino»
Abrieron la puerta lentamente y vieron un arco grande con una campana.
– Es el castillo Urgull- dice Guille.-La leyenda cuenta que un hombre llamado Imaz tocaba la campana para avisar a la ciudad de San Sebastián cuando tiraban bombas los enemigos.- Continuó diciendo con gran entusiasmo.
-¡Bea, toca la campana!- dijeron todos a la vez.
– » Dim Dom Dim Dom » –sonó la campana fuertemente y de repente sonó una voz que decía:
“Bajad por las escaleras de caracol»
Todos los niños bajaron corriendo por las escaleras de caracol y ya cuando estaban llegando al final….se toparon con:
-¡Sara!- gritaron mientras se acercaron a abrazarla muy contentos.
Ella les dijo que la aventura estaba cerca de su final y que si querían encontrar al resto de profesores deberían continuar por el laberinto de caminos y llegar hasta la cima.
-Si somos listos y escogemos el camino más corto, llegaremos pronto, pero si no…tendremos que pasar la noche aquí.-dijo Diego Rodríguez.
Y todos a una gritaron: – ¡NOOOOOOOOOOOOOOO!
Dos horas más tarde llegaron a la cima y allí estaban el resto de profesores esperándoles con una enorme pancarta que decía:¿¿¿?????
-“ ¡Diego, despierta, despierta!”- Diego escuchó voces a su alrededor.
Todo había sido un sueño, bueno, todo no, porque hoy Diego y toda su clase viajarán 3 días a San Sebastián. Pero, ¿VIVIRÁN TODAS LAS AVENTURAS EN CADA RINCÓN DE LA CIUDAD?
¿OS ATREVÉIS A ACOMPAÑARNOS?
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