Finaliza un curso, nunca mejor dicho, especial. Cuando en septiembre proponíamos el lema del curso
nada nos hacía pensar que la vida en todo el mundo pudiera dar un giro tan grande, nada hacía presagiar que la familia y el entorno próximo se fueran a hacer tan importantes, nada hacía sospechar que nos íbamos a ver obligados a buscar la distancia para comunicarnos, nada indicaba que nuestras convenciones sociales de saludo y expresión de afecto iban a cambiar de forma brusca.
Todo ello ha aportado matices a nuestra vida y nos ha puesto delante la oportunidad de saborear desde una perspectiva nueva las raíces y valores de nuestra vida. Nos ha hecho replantearnos preguntas, opciones y, quizás, descubrir facetas y habilidades que no habíamos descubierto o habíamos dejado en el olvido. Nos ha hecho más conscientes de nuestra fragilidad y también de la complejidad de la vida. Ojalá en estos meses en nosotros haya crecido la confianza y hayamos acumulado buenas dosis de unidad, familia, oración, compromiso, resiliencia.
Desde esta experiencia de sabores y sinsabores nuevos nos acercamos al evangelio del XII domingo que nos va a hacer una invitación a la confianza. Tres veces nos va a repetir:
No tengáis miedo
Así con confianza, con ganas de abrirnos a las sorpresas de la vida y saborearlas a lo largo de este verano que empieza seamos testigos durante las vacaciones de alegría, solidaridad y unidad. Proclamemos desde nuestra vida cotidiana y familiar que tenemos motivos para confiar. Y no olvidemos dedicar un tiempo a Dios en nuestros contactos más frecuentes con la naturaleza y en nuestros días de descanso.
Rezando voy: No tengáis miedo
Rezando voy (infantil): Vencer los miedos
Para cantar esta semana
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