Ocurrió hace 20 años:
Aquel día, en Roma, en la plaza de San Pedro, había una gran fiesta: beatificaban a don Pedro y a otros ocho sacerdotes operarios.
¿Por qué los beatificaron? Porque igual que Jesús entregó la vida por nosotros, también ellos dieron su vida por Jesús. Así alcanzaron la felicidad y por eso la Iglesia los proclamó modelo de cristiano para nosotros y dijo públicamente que habían conseguido llegar a ser felices, beatos.
Hoy, 1 de octubre de 2015, nos hemos reunido en la capilla, hemos tenido un tiempo para rezar ante el Señor. Como toda oración ha tenido distintos momentos:
PALABRA DE DIOS
«Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto» (Mateo 5,48)
“No hay mayor amor que dar la vida para los hermanos” (Jn 15,13).
REFLEXIÓN: ¿Qué es la santidad?
El papa Francisco nos lo explica con estas palabras:
La santidad es un don, no es algo que obtenemos nosotros con nuestras cualidades y nuestras capacidades..
La santidad es un don que se ofrece a todos, nadie está excluido, por eso constituye el carácter distintivo de todo cristiano.
¡Todos podemos ser santos!
El beato Pedro dice:
“Unos se contentan con ser honrados,
otros aspiran a ser buenos;
pocos se proponen ser santos.”
“Sin oración no seremos santos.”
SILENCIO Y MÚSICA
Pedro vivió toda la vida con el deseo de entregar toda su vida a Jesús. Lo hizo en el día a día, cada día de su vida fue una prueba de amor que tuvo su manifestación más visible en el momento del martirio. Pero, nadie es capaz de entregar la vida por completo si no es generoso en las oportunidades que la vida nos ofrece: ayudando en casa, en el colegio y procurando hacer felices a los que nos rodean.
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